miércoles, 13 de mayo de 2009

Cuando me muera


Cuando me muera
Cuando me muera quiero morirme sana
Viva, entregada, con música a sonando a mi costado
Quiero morirme viendo
A todos mi amores a mi lado.

Como, sin duda, ya tendré
Bien activados mis sentidos del alma
Ellos , quienes me amaron, podrán estar allí
A los costados de mi cama
Algunos encarnados, otros ….quién sabe…
Compartiendo memorias de amores y pasiones,
de amaneceres, mares y montañas
despertares y buenos sueños adormilados
LAS buenas cosas de una buena vida …
Las otras, las tristezas, ya no importarán.
Ya sabré a ciencia cierta
que fueron las excusas para un mejor disfrute
porque, seguramente
¡me moriré tan sabia!

Cuando me muera quiero
Que mis hijos celebren mi partida
Que todos sepan que me voy bailando
algún son de guitarra y pandereta
Con Rubén Rada cantando en el camino
“Cuando yo me muera, no quiero llanto ni pena”
….“y quiero morirme comiendo perdiz”

Cuando me muera (o esté en eso)
Quiero un morir consciente y bien despierto
No quiero tubos, no quiero resucitaciones
Quiero los ojos claros y las ventanas de mi corazón
Abiertas a la luz de quienes vengan a buscarme.
Aún aquellos que me han costado tanto en los divanes
Seguramente vendrán a recibirme, para decirme
“qué bueno fue el juego que jugamos, verdad?
Ahora …juguemos otro!”

Tampoco quiero flores,
solo un ramo de rosas y jazmines en mis manos
Rosas para la Virgen de alpargatas y poncho
Jazmines para Baba, mi amadisimo Sai,
la Señal inicial de mi Camino .
Que el dinero destinado a coronas mortuorias
sirva para que algunos niños
Tengan un desayuno con Nesquik.

Moriré de mañana, sin dudarlo
Porque ese tiempo,
el de las mañanas,
Es siempre mi momento mejor,

En fin, entonces…
Quiero morirme en paz
En PAZ.
Sin miedo
En Esperanza
quiero
la Dignidad, el bienestar , la danza
Y sobre todo:
QUIERO MORIRME VIEJA!
VIEJA,VIEJA MUY VIEJA!
Habiendo disfrutado de la Vida hasta la última gota,
Hasta la última caricia redondita
Y la últimisima nota de mi voz .
Y sentir y saber que no he pasado
Por esta encarnación sin hacer nada
O mejor, que he pasado
Dejando buenos toques, buena vibra
En cada corazón que me ha tocado
Reiki, canto, escritura
Amor, hijos, Almigos
Discípulos, consultas
Casitas, compañía
Abundancia
Aperturas
Corazones en tandem
Y además…
Lo que viene:
La Nueva Tierra
La Vida sin Temores
La Muerte sin Terrores
…”cuando yo me muera, no quiero llantos ni pena…….”
ENAMOR
DIANA
De: Diana Cristina Coppola
Kristah RAm

sábado, 10 de enero de 2009

Gracias María Elena






A Maria Elena Walsh
10.01.2011
Antes aún que mis niños nacieran, yo ya cantaba con mi guitarrita en todas partes, la Reina Batata, la Tortuga Manuelita, al este y al Oeste...,y con algunas amigas corajudas, hicimos animaciones en la Rural y en fiestas Infantiles de la mano de todos los personajes que María Elena nos parió en el alma.
Luego, vinieron mis hijos. Y para ellos hubo más y más notas sin fin, disfraces y la misma guitarra o acaso alguna otra, prestada, me parece, no me acuerdo.
Hoy, me contaron que ella partió a nacer en otro cielo, a soñar otro sueño, a inspirar mas corazones y manitos.
Así, que, aunque estoy triste por su ausencia, la imagino liberada, al fin! de tanto bastón y tanta silla de ruedas, corriendo sin medida y cantando debajo de la ventana del gato que pes...., o abriendo la tintorería de París..., generando mas otoños imperdonables, mas jardineros de soles...
por fin libre, por fin aire, por fin alma.
Gracias María Elena
PD: Espero que cuando yo me vaya, ya hayas grabado canciones nuevas en los nuevos cielos de la Nueva Tierra...y tengas una guitarra para prestarme. Tal vez allí aprenda algún tono más de los únicos tres que siempre supe: LA ...MI...RE....
D.C:C:



Sugiero que paseen por cada verso de este poema, es un sendero de descubrimiento y maravilla
que lo disfruten!...


De mis tiempos

En mis tiempos había tiempo.

Recuerdo bien que por ejemplo

la higuera derramaba esparcimiento

y una rosa nos durabamucho más que cualquier empleo.

Por otra parte las siestas

se pedían prestadas a la muerte.


Quizás el tiempo era como las frutas,

se regalaba a los vecinosdespués de verlo madurar.

Se compartía en las veredas,

entre abanicos y señoresde sosegada camiseta,

mientras parsimoniosamenteiban escobas y venían

amontonándolo como importante.

Y la eternidad, sentadita en su silla de paja, porque sí.


Es que era siempre tan temprano

y tan segura la abundancia,

la inundación de treguas oportunas,

que se guardaba el tiempo en los sombreros

y un día se lo derrochaba todo

en un solo saludo, saludando.


Uno viajaba en libro a todas partes

y visitaba diferentes ocios:

el de al lado, el de enfrente, el de las tías.

No se había inventadoel maleficio de la prisa, no.

De ninguna manera.

Los espejosesperaban de sobra

que uno peinara su pausado pelo,

que uno se terminara de encontrar.


El tiempo era un perfume

y no veníanadie a medirlo ni guardarlo en cajas.

Los trenes todo lo que hacíanera aludirlo en los horarios.


Se podía llorar a gusto

porque eran lentos los rincones,

o quizás porque había aún macetas

donde depositar una lágrima

sin que las flores se opusieran.

0 porque la llovizna hablaba

en un idioma sin resentimiento.


Todos usaban tiempo y lo perdíamos,

cómplices de su lujosa concurrencia,

y hasta el hastío

era un modo de ser de los balcones

que enternecía delicadamente.


Creo que todavía queda un poco

de tiempo verdadero, pero lejos

Pero muy lejos, en algunos patios,refugiado en aljibes.


Se queda todavía en niños solos

que reinan sobre umbrales

y en la lustrada majestad del gato.

Supongo, ya no sé, nada sabemos.


Tiempo sin ser castigo.

Yo llegué a conocerlo:

está enterradoen lo más vivo de mi corazón.

Después vinieron los relojes.


María Elena Walsh